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Elogio al Descanso

Vivimos en un tiempo donde el hacer es venerado, donde la productividad se mide como valor, y el descanso suele ser visto como una pérdida. Pero, ¿y si el descanso fuera, en realidad, un acto de resistencia, un gesto sagrado de volver a nosotros?


El descanso no es vacío. Es semilla.

En su silencio germina la claridad, en su pausa se tejen nuevas fuerzas.

Descansar no es huir, es preparar el terreno para florecer de nuevo.

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El cuerpo lo sabe: los músculos que se tensan buscan soltura, los párpados que pesan piden tregua, el corazón que late rápido necesita calma. Y sin embargo, tantas veces lo ignoramos, como si descansar fuera un lujo y no un derecho profundo.


Elogiemos entonces el descanso como lo que es:

Un susurro que nos devuelve a lo esencial.

Un espacio donde el alma respira.

Una pausa fértil donde la vida se renueva.


El descanso nos recuerda que no somos máquinas de producir, sino seres que sienten, que sueñan, que se transforman.


Así que hoy, detente un instante.

Apaga la prisa.

Cierra los ojos.

Respira profundo.


Permítete descansar, aunque sea por un momento, y descubrir que en esa pausa no se pierde nada: se gana todo.


Porque descansar no es detener la vida, es aprender a Habitarla.

 
 
 

1 comentario

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Invitado
03 oct
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Ue hermosa sensibilidad para describir esas cositas...

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