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Siempre puedes volver al Cuerpo

Actualizado: 8 ene



En un mundo que avanza a un ritmo vertiginoso, donde las demandas externas suelen

superar nuestra capacidad de respuesta, el cuerpo se convierte en un ancla, un refugio al que

siempre podemos regresar. Esta verdad simple pero poderosa es el eje de la psicología somática y

la práctica de yoga, que nos invitan a conectar con nuestra experiencia física para cultivar bienestar y presencia.



El Cuerpo Como Hogar


La psicología somática nos enseña que el cuerpo guarda memorias, emociones y vivencias. Cuando enfrentamos estrés, traumas o simplemente la presión del día a día, es habitual desconectarnos de nuestras sensaciones corporales. Sin embargo, esta desconexión puede dejarnos atrapados en patrones mentales repetitivos, alejándonos de nuestro equilibrio interno.

Volver al cuerpo es un acto de auto-reconocimiento. Es recordarnos que las sensaciones físicas son una puerta de entrada a nuestra experiencia emocional y mental.


Respirar profundamente, sentir los pies en el suelo o notar el latido de nuestro corazón son maneras sencillas de regresar a este hogar que siempre está disponible.

La Sabiduría del Yoga


En la práctica del yoga, el cuerpo es mucho más que un vehículo físico: es un espacio sagrado donde se entrelazan mente, energía y espíritu.

Posturas (asanas), respiración consciente (pranayama) y meditación trabajan juntos para ayudarnos a sentir, liberar tensiones y crear un diálogo interno más compasivo.


Una postura tan simple como el niño (balasana) o la montaña (tadasana) puede ser suficiente para recordarnos que estamos aquí, en este momento, con todo lo que somos. El yoga nos invita a estar presentes en nuestro cuerpo sin juicio, cultivando la capacidad de habitarlo plenamente.


Escuchar al Cuerpo


Una de las mayores lecciones que aprendemos al reconectar con el cuerpo es escuchar sus mensajes. Dolencias, tensiones y sensaciones no son solo molestias a evitar, sino información valiosa sobre nuestro estado interno.


La psicología somática nos anima a preguntar: ¿Qué está tratando de decirme mi cuerpo?

Al prestar atención con curiosidad y amabilidad, podemos identificar necesidades no satisfechas, emociones reprimidas o límites que hemos ignorado. Este proceso no solo mejora nuestra relación con nosotros mismos, sino que también impacta positivamente en nuestras relaciones con los demás.



Prácticas para Volver al Cuerpo


Aquí tienes algunas prácticas sencillas que puedes incorporar en tu día a día para reconectar con tu cuerpo:


  1. Respiración Consciente: Toma de 3 a 5 minutos para observar tu respiración. Inhala profundamente por la nariz, siente cómo el aire llena tus pulmones, y exhala lentamente.

  2. Escaneo Corporal: Acuéstate o siéntate cómodamente y lleva tu atención a cada parte de tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, notando cualquier sensación sin intentar cambiarla.

  3. Movimiento Libre: Pon música suave y permite que tu cuerpo se mueva como lo necesite. No se trata de bailar bien, sino de soltar tensiones y expresar lo que sientes.

  4. Pausa de Presencia: Durante el día, haz una pausa para notar tus pies en el suelo o cómo tu cuerpo está en contacto con la silla. Estas pequeñas anclas pueden ayudarte a mantenerte presente.


Conclusión

Siempre puedes volver al cuerpo. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, tienes un refugio interno que está disponible para ti. Al cultivar una relación más profunda y compasiva con tu experiencia física, puedes acceder a un mayor bienestar, claridad y conexión contigo mismo. Recuerda: tu cuerpo es tu aliado, tu maestro y tu hogar.


Volver al cuerpo, desde la sensación sentida y ya no desde la imagen proyectada en el espejo. 

El cuerpo antes que verse, se vive. Habitar el cuerpo es recordar lo que somos. Lo que vamos siendo a cada momento, a cada segundo.  El cuerpo abre mundos y posibilidades.


Con cariño,

Kate 🌷.

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