El inconsciente es un vasto océano donde se esconden nuestras memorias más profundas, nuestras emociones no resueltas y los ecos de experiencias pasadas. Navegar por sus aguas requiere valentía, conocimiento y herramientas adecuadas. En este viaje transatlántico hacia nuestro interior, exploraremos la relación entre la Teoría Polivagal, el trauma y el sistema nervioso, para comprender cómo nuestro cuerpo y mente responden a las experiencias de la vida.
La Teoría Polivagal: El Mapa del Sistema Nervioso

La Teoría Polivagal, desarrollada por el neurocientífico Stephen Porges, nos proporciona una brújula para entender cómo nuestro sistema nervioso autónomo responde al mundo. Este sistema está compuesto por tres ramas principales:
El Nervio Vagal Ventral (Seguridad y Conexión): Se activa cuando nos sentimos seguros, permitiéndonos conectar con los demás, experimentar calma y creatividad.
El Sistema Simpático (Lucha o Huida): Se enciende cuando percibimos una amenaza, preparando el cuerpo para la acción.
El Nervio Vagal Dorsal (Colapso y Congelación): En situaciones extremas, cuando no podemos luchar ni huir, el cuerpo entra en un estado de apagamiento o disociación.
Este mapa nos ayuda a entender nuestras respuestas automáticas al estrés y al trauma, facilitando la autocompasión y la regulación emocional.
Trauma: Las Aguas Profundas del Inconsciente
El trauma no es solo el evento en sí, sino la forma en que nuestro sistema nervioso lo procesa y lo almacena. Cuando vivimos experiencias abrumadoras, el sistema nervioso puede quedarse atrapado en un estado de hiperactivación (ansiedad, hipervigilancia) o hipoactivación (apatía, disociación).
El trauma también influye en nuestras relaciones y en nuestra percepción del mundo. Podemos sentirnos desconectados de nosotros mismos y de los demás, repitiendo patrones inconscientes que nos mantienen atrapados en estados de supervivencia.
Regulando el Sistema Nervioso: Anclas en la Tormenta

Para emprender este viaje de sanación, es fundamental aprender a regular nuestro sistema nervioso. Algunas prácticas efectivas incluyen:
Respiración consciente: Respiraciones largas y profundas pueden activar el nervio vagal ventral y devolvernos a un estado de calma.
Movimiento corporal: El yoga, la danza o el ejercicio ayudan a descargar la energía atrapada del trauma.
Sonido y vibración: Cantar, tararear o escuchar música relajante estimula el nervio vago y favorece la conexión interna.
Contacto seguro: Buscar relaciones de apoyo nos ayuda a sentirnos seguros y a reconfigurar nuestro sistema nervioso.
Un Viaje de Regreso a la Seguridad
Sanar el trauma es un proceso, no un destino. Aprender a navegar nuestro sistema nervioso con conciencia y compasión nos permite reconectar con nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra esencia. En este viaje transatlántico al inconsciente, cada práctica de regulación es una vela que nos impulsa hacia aguas más tranquilas, devolviéndonos la capacidad de vivir con mayor presencia y conexión.
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Con Cariño,
Kate 🌷
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