
La psicología somática es un enfoque terapéutico que integra cuerpo y mente, reconociendo que nuestras experiencias emocionales, pensamientos y traumas se reflejan y almacenan en el cuerpo. Esta perspectiva es especialmente relevante cuando se trata del sistema nervioso, el cual desempeña un papel central en cómo procesamos el estrés, las emociones y las experiencias de la vida.
El sistema nervioso es la base de nuestras respuestas al mundo. Funciona como un puente entre el cuerpo y la mente, gestionando funciones esenciales como la regulación emocional, la respuesta al estrés y la interacción social.
Cuando experimentamos estrés o trauma, el sistema nervioso puede quedar atrapado en patrones de hiperactivación (estado de alerta constante) o hipoactivación (estado de desconexión). Esto puede manifestarse como ansiedad, depresión, fatiga crónica o problemas de salud física.
La psicología somática reconoce que el cuerpo no solo es un receptor pasivo de nuestras emociones, sino también un participante activo en cómo procesamos y liberamos esas emociones. A través de técnicas somáticas, se busca ayudar al individuo a:
Reconocer y sentir las sensaciones corporales asociadas a sus emociones.
Procesar y liberar traumas almacenados en el cuerpo.
Restablecer el equilibrio en el sistema nervioso.
Fomentar una mayor conexión cuerpo-mente.
Herramientas somáticas para el sistema nervioso
La psicología somática utiliza diversas técnicas para trabajar con el sistema nervioso y restaurar su equilibrio. Algunas de las más comunes incluyen:
Conciencia corporal: Practicar el reconocimiento de sensaciones físicas y su relación con emociones o pensamientos.
Ejercicios de regulación nerviosa: Técnicas como respiraciones profundas o movimientos suaves ayudan a activar el sistema nervioso parasimpático y reducir la respuesta de lucha o huida.
Trabajo de grounding (enraizamiento): Conectar con el momento presente a través del cuerpo, ya sea sintiendo los pies en el suelo o realizando movimientos conscientes.
Liberación somática de trauma: Métodos como el TRE (Terapia de Liberación de Tensión) o ejercicios de descarga para liberar la energía atrapada del trauma.
Movimiento espontáneo: Bailar, estirarse o realizar movimientos no estructurados para liberar bloqueos corporales y emocionales.
Psicología somática y el sistema nervioso: una sinergia

El vínculo entre la psicología somática y el sistema nervioso es un claro ejemplo de cómo el cuerpo y la mente trabajan en conjunto para facilitar la sanación. La psicología somática aborda directamente la regulación del sistema nervioso mediante la conexión con las sensaciones corporales y el procesamiento de las experiencias almacenadas en el cuerpo. Este enfoque reconoce que el trauma no solo se "almacena" en la mente, sino que también queda registrado a nivel físico.
Por ejemplo, un sistema nervioso hiperactivado debido al estrés crónico puede manifestarse como tensión muscular, dolor físico o dificultad para relajarse. Al practicar técnicas somáticas, como ejercicios de respiración y enraizamiento, se activa el sistema nervioso parasimpático, lo que permite que el cuerpo entre en un estado de descanso y regeneración. Esta interacción crea un ciclo positivo donde la regulación física contribuye al bienestar emocional y viceversa.
Además, la psicología somática fomenta la capacidad del sistema nervioso para moverse entre los estados simpático y parasimpático de manera fluida, lo cual es esencial para responder de forma adecuada a los desafíos de la vida. Este equilibrio dinámico, conocido como resiliencia nerviosa, nos permite no solo recuperarnos más rápido de situaciones estresantes, sino también experimentar una mayor estabilidad emocional y mental.
La sinergia se hace evidente cuando el trabajo somático facilita una reconexión más profunda con uno mismo. Al liberar tensiones y traumas del cuerpo, se despeja espacio para que el sistema nervioso opere de manera óptima, promoviendo claridad, calma y un sentido renovado de vitalidad.
Conclusión
La psicología somática nos invita a escuchar las historias que nuestro cuerpo cuenta, entendiendo que las emociones y los traumas no son solo cuestiones de la mente, sino experiencias integrales que habitan en el cuerpo. Al trabajar en sintonía con el sistema nervioso, este enfoque nos guía hacia una sanación más completa, donde cuerpo y mente se unen para recuperar el equilibrio y la vitalidad. En un mundo que a menudo prioriza lo mental sobre lo físico, la psicología somática nos recuerda que el camino hacia el bienestar comienza en el cuerpo y se expande hacia una resiliencia integral.
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